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The Flash: una película que vale la pena por las razones equivocadas

  • Max Hattor
  • 23 jun 2023
  • 2 Min. de lectura

Desde que anunciaron la película con el reparto, los avances y los carteles que mostraban a Batman interpretado por Michael Keaton, el personaje de Flash se opacó bastante, pareciera que los productores no le tenían fe (o bien pudo ser un estudio de mercado) para que su nombre atrajera al público por sí solo, dentro de una enorme competencia en el cine de superhéroes.

Se podía interpretar que la apuesta iba por la nostalgia del público que disfrutó de las películas que el director Tim Burton hizo en 1989 y 1992 sobre el millonario excéntrico que se disfraza de hombre murciélago para enfrentar sus traumas y mantener el orden establecido por su sociedad; en ese sentido el resultado me pareció muy interesante, se mostró a un Bruce Wayne envejecido, solitario y deprimente ¿Merecía ese futuro el personaje? Si recordamos la serie animada de Batman Beyond (1999) o la novela gráfica de Dark Knight Returns (1986) se avizoraría como el destino más lógico para él. Pero en el desarrollo de la trama vemos varias escenas de acción y peleas en la que la agilidad y recursos que mostró Batman superaron a lo mostrado en sus primeros largometrajes (y eso que ahora es adulto mayor), demostrando que sí podía interactuar bastante bien con otros superhéroes y liderarlos incluso, como se ha avisto en otras versiones de la Liga de la Justicia, al punto que se enfrentó a Kryptonianos al tú por tú.

Pero volviendo a The Flash, la premisa de la cinta se basó en los cómics Flashpoint, escrita por Geof Johns y publicada en 2011, en éstos Flash utiliza su poder de correr a una velocidad que le permite viajar en el tiempo para cambiar su pasado y evitar que su madre muriera, sin tomar en cuenta que con esa acción alteraría radicalmente el futuro de esa línea temporal, convirtiéndose en una distopía que llevaba a la destrucción de su mundo, demostrando con ello la enorme irresponsabilidad que puede incurrir una persona que tuviera esos poderes y con ello darle la razón a quienes advirtieron de la falta de control del Estado sobre los metahumanos (Watchmen de Alan Moore en 1986 o Civil War de Mark Millar en 2006).

La adaptación al cine de estos cómics se toma sus libertades y se centra en la interacción de las dos versiones de Barry Allen (alter ego de Flash) y su dilema moral de abstenerse de tratar de alterar el destino (lo que sigue siendo un misterio de cómo funciona eso), la historia transcurre con buen ritmo y alternando situaciones de comedia con momentos dramáticos y emotivos, mostrando el cruce de las distintas realidades que transcurren en el universo DC, con versiones alternativas de Superman, Batman o Supergirl y apariciones de otros superhéroes que apelan al conocimiento de los seguidores de estas franquicias, tanto en cómic, animaciones y películas.

En general me pareció una película entretenida, con momentos que pueden llevar a profundas reflexiones pero esto depende de cada persona y sus circunstancias. Al final uno puede elegir con cuál de las versiones de Batman se identifica y Flash se puede percibir como el pretexto para disfrutar del cierre de ciclo de Michael Keaton, Ben Afleck y… como Batman.


Por: Max Hattor

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