La continuación del Octófono después de Venus, Pulpo presenta la cumbia funkera: “Donobari”

La banda mexicana Pulpo lanza "Donobari", un llamado al despertar de nuestra conciencia, de observar con enfoque alrededor y dentro nuestro, este sencillo fusiona cumbia, funk y metal.

En entrevista, Franz y Alfredo revelan la evolución de una banda que ya no sólo quiere hacer bailar, sino conectar con la conciencia de una generación. 

El funk, por definición, es baile, groove y desenfado. Pero, ¿qué sucede cuando ese ritmo irresistible decide cargarse de urgencia? La respuesta es “Donobari”, el nuevo y contundente sencillo con el que Pulpo, este proyecto emblemático del funk latino, rompe un silencio considerable de tiempo, lapso que por supuesto no está perdido, ya que fue para regresar convertido en algo más: una ceremonia sonora de catarsis y resistencia. El tema está producido por Alfredo “Mars” Martínez en los Estudios Canela 374 y con un video dirigido por DJ Franz, vocalista de la agrupación, “Donobari” es más que un tema, es un manifiesto. Una mezcla tan sorprendente como eficaz: la cumbia y el funk se entrelazan con la distorsión del metal para transmitir un mensaje lírico directo y necesario, un llamado a despertar en un mundo saturado de desinformación y polarización.

—Llega un momento en el que no te puedes hacer güey; sentencia Franz, el DJ y vocalista, en entrevista exclusiva. — Están pasando cosas en todo el mundo. No se trata de que agarres una posición y tuitees, se trata de que hagas conciencia contigo, porque es una cosa colectiva. Esta declaración marca un punto de inflexión para una banda que históricamente se distinguió por navegar al margen de banderas políticas o morales. El Pulpo de “Caliente”, el éxito que los catapultó hace dos décadas como parte del repertorio de soundtracks de la película Amarte Duele, evolucionó hacia una voz que, sin adscribirse a un bando, exige una mirada crítica. 

Si el mensaje es nuevo, el método no. El nuevo sencillo no nació de una estrategia calculada, sino de la química orgánica que ha definido a la banda desde su origen en un palomazo entre Franz y Alfredo. 

—Es una evolución natural de Pulpo, explica Franz

—Nunca dijimos ‘ahora vamos a sonar así’. Nos juntamos, como siempre salió la magia, y ahora suena así. Alfredo añade: —La química es lo más importante. Con vernos sabemos qué nos gusta y qué no… Hay frases que empezaron por estarnos molestando y se volvieron parte de la banda. 

Esta “memoria muscular”, como la define Alfredo, es el código interno de Pulpo. Un lenguaje compartido que les permite improvisar, componer y decidir en el estudio con una sintonía casi telepática. Es lo que les permitió juntar un riff de cumbia con una distorsión metalera y hacerlo sonar no como un collage forzado, sino como un paso lógico en su trayecto.

Pulpo es, ante todo, una bestia en vivo. Sin embargo, la filosofía detrás del escenario ha madurado. Franz, quien suele presentarse vestido de un sacerdote, describe sus conciertos no como simples presentaciones, sino como ceremonias funk. —Al final estamos llevando… una ceremonia funk, afirma. —Básicamente, el único mandamiento es: no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti, y diviértete haciéndolo. 

Esta aproximación revela la seriedad detrás del desmadre. Asumen con profunda responsabilidad el poder del micrófono. —Nunca vas a oír una canción de Pulpo que diga que la vida es pinche y que qué jodido está, aclara Franz. Su meta es usar la energía contagiosa del funk como un vehículo para la conexión humana y la resiliencia, no para el escapismo. Es de anotar también que el regreso de Pulpo coincide con un momento de reflexión sobre la industria musical.

Alfredo, como productor, es particularmente crítico 

con las tendencias actuales que privilegian la edición digital sobre la ejecución auténtica.  

—Ahora en las escuelas de producción lo primero que enseñan es a editar, observa con escepticismo. —Dices: no, güey, hay que clavarse, ser mejores músicos… Que la edición sea ‘te corregí

porque te saliste’, no ‘te voy a hacer como yo quiero’.  Esta postura es un eco de su experiencia grabando su disco seminal, Vitamina Funk (2021), en Los Ángeles, California bajo la producción de KC Porter (Los Fabulosos Cadillacs, Ricky Martin). Ese proceso, análogo y demandante, donde en el estudio contiguo compartían estudio con leyendas como Guns N´Roses, los forjó. —Estabas en las grandes ligas, recuerda Franz. —Y la gente está creyendo en ti… más vale que lo hagas bien.

La eternidad no está aquí por el momento, hay que continuar, por lo que “Donobari” no es un fin, sino un portal. La banda confirma que a partir de finales de enero de 2026 comenzarán a lanzar nuevos sencillos de manera escalonada, construyendo hacia lo que eventualmente será un cuerpo de trabajo más amplio. Una gira está en los planes, con la expectativa de reconectar con ese público que los sigue coreando después de 20 años. Pulpo ha vuelto. No para repetir la fórmula del éxito pasado, sino para demostrar que el funk puede ser tan visceral como inteligente, tan apto para la pista de baile como para la reflexión. En este nuevo tentáculo musical parte de un cuerpo funkero, el octópodo extiende sus tentáculos para abrazar no solo los géneros, sino la complejidad del momento histórico. Su regreso es una prueba: a veces, para seguir moviendo los pies, primero hay que despertar la mente.

Por: Ed Rodríguez